Adultos
Ya no estamos en edad
de pedir perdón por decir la verdad,
tampoco de disculparnos
por no querernos quedar.
como podamos,
con el afán de no quedarnos nada
guardado.
Ya no estamos para halagos y palabrería;
ya no estamos para tener un trozo de carne
entre las piernas;
estamos para caricias y pláticas eternas,
con café por las mañanas
y vino tinto en las tardes negras.
de las desilusiones que se causaron,
por las expectativas que se crearon.
Ya no estamos para vivir penando
por aquellos amores que no nos amaron,
ni por los dolores
que no nos mataron.
estamos para ser felices,
así,
con la vida y sus matices.
estamos para pelear
y hacer nuestros sueños realidad.
Ya no estamos para amigos de las pedas;
estamos para amigos
que aconsejan y consuelan.
Ya no estamos para lealtades familiares;
estamos para romper
con patrones destructivos.
A esta edad,
en qué la sociedad nos llama adultos,
nos toca liderar nuestros caminos,
nos toca llorar más
para enfermarnos menos;
nos toca encontrar el modo de vivir
sin morir en el intento.
Evelyn Virosc
Derechos de Autor Reservados
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