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Leían los impropios,
con ímpetu y pasión,
pues ninguno sospechaba
que al acecho de sus huesos andaba
la catrina en la habitación.
Impropios e improperios
recitaban en sus versos,
mientras la calaca se acercaba
curiosa y en conmoción,
pues aquello que escuchaba
era pura perdición.
Poesía irreverente llena de pasión,
versos libres y prosas al amor,
lo mundano de la vida,
el anhelo de la muerte,
los que se sienten perdidos,
parados allá en frente.
Entonces la catrina a todos anunció:
"Les perdono la vida, con una condición;
que no dejen de escribir y vivir en perdición".
Evelyn Virosc | Zapopan, México